A continuación se muestran los planos arquitectónicos de tipo A2(4) UNE 1027 y A(2)4 UNE 1011 a diferentes escalas que han erigido un templo cinematográfico.
Planos de situación y emplazamiento / 1:500
Los planos de situación y emplazamiento son aquellos planos que muestran la ubicación de las obras que define el proyecto en relación con su entorno a escala altamente reducida.
Estamos ante una obra de Brady Corbet, concluida y fechada en 2024 pero inaugurada en España en enero de 2025. Obra de nacionalidad estadounidense, aunque construida en Hungría e Italia. Coproducida de forma múltiple; distribuida y apadrinada por A24. Título original: The Brutalist. Presupuesto de 10 millones de dólares; por lo tanto, según los estándares norteamericanos, obra independiente. Materiales principales empleados en su construcción: hormigón y VistaVision, técnica cinematográfica de pantalla ancha de 35 mm. Género: drama. Temáticas: arquitectura e inmigración (o la arquitectura de la inmigración). Premios más destacados: 3 Óscars (fotografía, banda sonora y actor principal); 3 Globos de oro (película, dirección y actor principal); 4 Baftas (dirección, fotografía, banda sonora y actor principal); un León de plata (dirección) y un FIPRESCI del Jurado Internacional en el Festival de Venecia. Orientación: Hacia el recuerdo. Ubicación: En lo más alto de la producción de cine de los últimos años.
Plano de cimentación / 1:50
Este plano representa la cimentación en todos sus posibles tipos: cimientos de mampostería, cadenas, castillos, zapatas y dados, contratrabes y columnas.
Los cimientos de la obra se encuentran en la dirección y en el guion, y ambos aspectos corren a cargo de Brady Corbet. Como director y coguionista, el exactor americano de tan solo 36 años es el máximo artífice del levantamiento de The Brutalist. Dichos cimientos son sólidos, colocados para perdurar, de un clasicismo casi olvidado por la industria y de una madurez en el oficio impropia de alguien tan joven, por mucho que ya apuntara maneras en su ópera prima, aquella oscura y extraña La infancia de un líder (2015). Valiente ante los retos como el mismísimo László Tóth, protagonista de la obra, Brady Corbet dirige con personalidad la historia de este migrante húngaro de posguerra que intenta recuperar vida y dignidad gracias a su talento para la primera de las artes. En concreto ─valga una doble acepción─, mediante un proyecto faraónico, la construcción de un ambicioso centro comunitario en Pensilvania bajo contrato y supervisión de un adinerado miembro de la clase alta de Filadelfia. En cuanto a las líneas de diálogo, son firmes y abundantes, y más importante aún, encuentran todo el tiempo y el espacio que necesitan, todo el silencio y el vacío que las apuntale, alzándose desde la horizontal del libreto hasta encontrar la verticalidad de las columnas donde se apoya toda la trama y el trabajo actoral.
─¿Cómo fue la guerra? Aquí oímos algunas historias que erizan la piel.
─No sabría por dónde empezar, Sra. Hoffman.
Planos estructurales en planta E1 y E2 / 1:50
En los planos de estructuras se representarán exclusivamente los elementos portantes, excluyéndose la tabiquería. Las estructuras portantes más habituales son paredes de carga a partir de tabique, pilares, o arcos del mismo material, así como columnas y muros de concreto armado. Un plano de estructura recogerá gráficamente la disposición en planta de la estructura básica y la del forjado correspondiente.
La estructura básica y el forjado lo aportan el diseño de producción de Judy Becker y el montaje de Dávid Jancsó. Centrándonos en el trabajo de la primera, se percibe que le encantaba ese estilo masivo y sobrio de estructuras enormes característico de la arquitectura brutalista antes de acometer su desafiante tarea, habiendo reconocido a algún medio que <<siempre hace peregrinaciones a esos edificios>>. A todas estas, y a modo de curiosidad, apuntar que el término brutalista o brutalismo no se menciona en ningún instante de la obra, seguramente con la intención de que el concepto se inflame en metáfora y genere nuevos ángulos de enfoque.
De Judy Becker también se nota el estilo modernista y las tonalidades de ambientes cerrados de las que ya impregnara la sublime Carol (Todd Haynes, 2015), siendo responsable entonces del mismo apartado técnico que ahora nos ocupa, el diseño de producción. Son las mismas manos las que colocan los elementos de interiores y exteriores; son las mismas brochas las que extienden esos rojos y amarillos y, sobre todo, esos verdes tan inmersivos. No en vano, ambas obras discurren principalmente en la década de los cincuenta. En cambio, ¿qué es lo que no se nota en el trabajo de Becker? Pues no se nota que no tuviera noción alguna de arquitectura, teniendo en cuenta que tuvo que diseñar por primera vez edificios reales, incluyendo bocetos y modelos a escala, o una biblioteca modernista que reemplaza una estancia Art Decó y que incluye unas estanterías de puertas altas y batientes que se abren en sincronía hasta los cuarenta y cinco grados. Un decorado y una escena pivotal de la obra que se rubrica con la inclusión central de una silla en voladizo cuyo diseño de estilo Bauhaus también firma la propia Judy. Y tampoco se nota el hecho de que la diseñadora dispusiera de un presupuesto tan ajustado, una porción muy limitada del total de 10 millones. Al rodar la mayor parte del metraje en Europa del Este se abarataron muchos costes. El buen hacer de Judy Becker terminó de obrar el milagro: que una producción de carácter y bolsillo indie luzca como una producción diez o veinte veces más cara. Muy meritorio.
Planos de alzados / 1:50
Se harán de acuerdo con la especial configuración de la planta; la representación de un edificio a través de los alzados correspondientes […] no puede reflejar la volumetría del mismo, ya que se trata de una representación ortogonal según el sistema diédrico. Pero esta situación se puede mejorar a través de criterios gráficos […] para darle un carácter tridimensional. Uno de ellos es el empleo del valor de la línea, mediante el cual los cuerpos anteriores o de primer plano se dibujarán con líneas más intensas que los cuerpos más alejados representados con líneas más tenues. También el empleo de las sombras nos ayudará a comprender más fácilmente la volumetría del edificio.
Sin duda, las sombras y secretos nunca verbalizados ni expuestos en pantalla de los personajes ayudan a engrandecer el conjunto, a atisbar la grandeza de la historia y de la obra. Los personajes principales están dibujados con más trazos y exhiben arcos más consistentes que los secundarios que permanecen en segundo plano en la trama, pero es el elenco al completo el que da volumen al libreto y carácter a los espacios. Por encima de todos, como se antoja obvio, el protagonista, un László Tóth lleno de aristas y oquedades, en gran parte mérito de un inmenso Adrien Brody. El intérprete neoyorquino encarna a la perfección a ese arquitecto virtuoso que arrastra consigo traumas de la guerra mal escondidos, así como cierto sentimiento de culpa que suele acompañar al superviviente de una barbarie. Por ello, en ocasiones László parece buscar redención, a veces por medios bondadosos y otras veces por imposición de su criterio, siempre en pos del proyecto, una obsesión artística que evidencia a menudo las contradicciones de genio de las que adolece. Etapas tempranas de su vida como migrante en las que busca ante todo preservar su dignidad; etapas postreras en las que sacrifica su dignidad al ser nuevamente denigrado y victimizado y resignarse a ese papel de extranjero non grato que le otorga con insistencia la sociedad americana. Matices en la alegría, matices en la desesperación, matices en el llanto, matices en el empeño. Una representación alucinante y, por momentos, alucinada de un hombre que huye más hacia arriba que hacia delante. Un hombre destruido que construye un monumento arquitectónico para tratar de reconstruirse a sí mismo. Aunque tal vez, llegados a este punto, sobran las descripciones para hablar del personaje o del trabajo interpretativo del actor principal, como le sobran al propio László cuando le preguntan <<¿por qué arquitectura?>> y él acaba contestando: <<¿Existe una mejor descripción de un cubo que la de su construcción?>>
Planos de instalaciones / 1:500, 1:50, 1:25
La representación de estos planos puede ser tan extensa como la complejidad del edificio lo requiera. En la instalación de electricidad figurará la acometida desde la red general de suministro, cuadro de cargas, red interior con señalamiento de los puntos de luz, contactos, apagadores, timbre, teléfono, tv y red de tierras.
La obra requería instalaciones complejas en lo que a luz y sonido se refiere. Sin duda, los encargados han estado a la altura. De la luz se ha responsabilizado Lol Crawley, y del sonido, en su vertiente musical, lo ha hecho el treintañero Daniel Blumberg. No exagero al afirmar que The Brutalist alcanza su grandeza gracias a su fotografía y a su banda sonora original, por lo que la labor de ambos ha resultado clave, determinante a la hora de entender el modo en que nos llega y nos golpea su celuloide. La fotografía, ya sea de exteriores o de interiores, ya sean los planos abiertos de una colina en construcción o los primerísimos planos de los rostros de dos amantes reencontrados, es puro deleite para el ojo del cinéfilo más exigente. Por encuadre, por composición, por elección del tipo de plano, por gama cromática exhibida en el fotograma. La belleza de la imagen es innegable durante todo el metraje. Y más allá de la estética, se trata de una fotografía al servicio de la historia, una que busca magnificar emociones o resaltar metáforas y mensajes implícitos. Valgan esos preciosos travellings en los que la cámara va a ras de asfalto o de raíles y parece levantar la mirada al frente poco a poco, con timidez, entre la cautela y la curiosidad, como el migrante que busca su destino en el horizonte. O por contraste, la cercanía de esos cuerpos en la cama, retales de piel que pierden escala por no tener referencias en el encuadre, pudiendo resultar a nuestros ojos alguna clase de brutalismo de carne. La verdad es que cualquier frame es una maravilla cargada de simbolismo.
En cuanto a la música, surge para enaltecer los ánimos durante el tortuoso viaje, partituras clásicas con ese fuerte ramalazo operístico tan adecuado a una obra de este calado. La composición para instrumentos de viento también incluye alguna pieza jazzística, y la percusión aporta notas que acomodan y encajan las imágenes entre sí, por momentos con cadencia, precisión y melodía relojera. Con toda probabilidad, la envoltura sonora que soñaba Brady Corbet cuando cerraba los ojos y visualizaba su futura creación. Magnífica.
Planos de secciones / 1:20 y 1:10
Tienen por objeto mostrar aquellos aspectos del edificio que no quedaron suficientemente explicados o comprendidos en los alzados y en las plantas.
Por partes secuenciales, la obra es igual de inconmensurable. Distinguir y categorizar secuencias en términos de calidad es un ejercicio que responde al simple capricho, que dependerá solo del espectador o del día que esté teniendo ese espectador. En otras palabras: hay demasiadas secuencias memorables. Ahora mismo me vienen a la mente tres en particular. Se me antojan predilectas y merecedoras de varias páginas de disertación ─cosa que no haré aquí y ahora─. Me limitaré a señalarlas. Una de ellas sería la escena del pequeño cuarto donde László, su primo Attila y la esposa de este celebran la contratación del trabajo de la biblioteca por unos inesperados dos mil dólares. La interacción cómplice entre los dos hombres, los movimientos sibilinos de la mujer rubia. La música y el baile forzado, con pensamientos tan densos y extracorpóreos que parecen flotar alrededor de ellos y acompañar su danza en ese ambiente cargado y saturado en ocre y rojo carmín.
La segunda secuencia que destacaría sería la que se desarrolla brevemente en un opresivo sótano, local de jazz clandestino. El frenesí de toda esa amalgama de tonos pardos, para luego encontrar el ralentí y la elongación de destellos y dorados al primer chute de heroína.
En tercer lugar, cabe mencionar la que quizás sea la secuencia más bella y sugestiva, y al mismo tiempo, la más perturbadora y reveladora de todas. Hago alusión a todo el segmento rodado en la cantera de Carrara, en los Alpes Apuanos. La neblina y el mármol otorgan un onirismo a la secuencia del que despertamos de forma brusca y culminante cuando el personaje de Van Buren, interpretado por Guy Pearce, termina de quitarse la máscara para someter a aquel que envidia y desprecia, a quien anhela pero subyuga, para imponerse por derecho de clase y por cartera, a la fuerza y con vileza, a ese talento y a esa educación a la que nunca podrá aspirar. Un retrato crudo de nuestro mundo.
Planos a detalle D1 y D2 / 1:10
Este tipo de planos amplía aquellos aspectos que, por motivo de escala, no han quedado suficientemente explicados en los planos generales.
Habría muchos aspectos a los que ir a detalle, muchas miradas que leer, muchos gestos que interpretar en esta demolición del sueño americano. Pero la realidad es que analizando solo dos planos magistrales y complementarios de la obra podemos captar la esencia de este mastodonte fílmico. Son planos de monumentos, no de personas. Un plano en la obertura y un plano en el final de la segunda parte. En el comienzo, recién salidos de la oscuridad de las cubiertas inferiores de un barco, nos asalta el plano nadir ya icónico de la estatua de la libertad invertida, para señalar el derribo que se va llevar a cabo del concepto de patria y nación. Al término de la obra, nos topamos con el plano nadir de una cruz invertida en lo alto de la cúpula, para señalar el derribo que se ha llevado a cabo de la religión, de una fe inútil. Dos planos homólogos y análogos para resumir una obra y un mensaje: cuando se trata de humanidad, de nada sirve recurrir a patria o religión. Solo nos tenemos los unos a los otros, y la mayoría de las veces, ni eso.
Planos complementarios (isométricos) / 1:25
Se refieren a aquellos que complementan la comprensión de nuestro proyecto utilizando perspectivas cónicas o axonométricas y que proporcionan una visión tridimensional directa a pesos de su representación en dos dimensiones e ilustran con claridad las características del edificio.
Para concluir, un epílogo, una secuencia veneciana que no se limita a complementar la historia, sino que redimensiona toda la obra, tanto la de Lászlo Tóth como la de Brady Corbet. Nos situamos en la década de los 80, durante la celebración de la primera Biennale, donde se le dedica una retrospectiva al influyente arquitecto protagonista y en la que su sobrina Zsófia, ya en su madurez, dedica unas palabras a su tío en un acto público. Es entonces cuando se nos desvela el motivo de los afanes del protagonista con su obra magna, cuando se nos revela todo el significado artístico y personal de la edificación, cimentando aún mejor la obsesión del autor con su proyecto. Se trataba de reescribir su pasado y el de su esposa Erzsébet, para dejar testimonio y poder pasar página. Reescribir la historia. Siempre un imposible volátil en papel; quizás un imposible eterno en hormigón. Porque más bien la repetimos, cometemos los mismos errores, algo que también parece indicarnos el director con la aparición de la misma actriz que encarnaba a la sobrina Zsófia en su juventud ahora en la piel de su propia hija. Aquellos migrantes también son los migrantes de hoy, parece decirnos. Sus problemas no han cambiado y el trato que les dispensamos tampoco. Una nueva generación que hereda los estigmas del ayer. No es casualidad que la retrospectiva que se le dedica al artista se titule La presencia del pasado. Ahí pone el foco el autor en el último instante, remarcando el carácter cíclico de nuestras desgracias, advirtiendo que los nuevos tropiezos en las viejas piedras pueden estar a la vuelta de la esquina. Y es así, de este modo significativo, como se cierra una obra de arte: desenrollando una enigmática alfombra por donde salir a reflexionar.
The Brutalist se eleva desde el día de su estreno como una enorme construcción cinematográfica a la que poder regresar una y otra vez, igual que los devotos peregrinan a un templo. Estos planos arquitectónicos explican en parte el porqué, justifican la devoción. El resto es misterio.
Fuentes:
ANÓNIMO: Universidad Veracruzana [en línea].
https://lumen.uv.mx/recursoseducativos/PlanosArquitectonicos/conceptos.html
[Consulta: 05/03/2025]
ABRAMOVITCH, Ingrid: Elle Decoration [en línea].
https://www.elledecor.com/es/arquitectura/a63754848/pelicula-the-brutalist-decorados/
[Consulta: 05/03/2025]