En este 2020 volvemos a echar la mirada atrás para recopilar el arte de una década. En esta ocasión, nuestros sentidos estarán puestos en la música. Un listado de 20 álbumes (no podía ser otra cifra en este año) que recoge la mejor cosecha producida musicalmente entre el 2010 y el 2019, bajo el gusto personal de un servidor, por supuesto. No es la selección de un especialista ni de un profesional acreditado, tan solo la de un amante de la música que procura rastrear lo diferente, lo artístico, lo original, lo electrizante. Porque la música ha cambiado, aunque lo que busquemos en ella siga siendo lo de siempre.
¿Y por qué otra lista? ¿A qué se debe esta necesidad? Pues puede que en estos tiempos en los que tenemos al alcance una cantidad ingente de cultura, hacer un listado sea un proceso digestivo. Poner un poco de orden categórico en un caos abrumador de novedades. Poner en valor y priorizar lo que es especial ante lo común, encontrar el extra (en lo) ordinario. Separar la verdadera experiencia sensorial de la rutina aturdidora. El grano de la paja. Además, una lista entretiene y genera opinión, aparte de servir de recomendación y descubrimiento para algún que otro navegante. O al menos esos son los motivos que yo encuentro para mirar las listas predilectas de otros.
En esta selección de discos hay rock. Bastante. Hay electrónica. Mucha. Incluso Jazz. Mucho menos del que me hubiera gustado. Y también hay obras de esas difíciles de catalogar, de las que fuerzan las costuras de estilo y nos abren nuevos territorios, que nos crean texturas desconocidas en la piel en el momento de la escucha.
La electrónica es predominante en la lista porque es vanguardia musical en la actualidad. Es un género rico y mutante que, ante un buen oído, se aleja de ese tono monocorde y machacante de rave que estigma su nombre e inflama prejuicios. Hay sonidos orgánicos, hay atmósferas, hay melodías que llegan como mareas para luego romper la métrica con una ola. Hay clímax, algo de lo que carecen muchos otros estilos musicales. Hay productores musicales que se comportan como auténticos compositores al tener al alcance de sus dedos, sobre una mesa cableada, la mayor orquesta instrumental que quepa en el imaginario. Hay más creatividad generacional y más talento joven que en cualquier otro tipo de música. Como bien dijo mi gran amigo Jon mientras alucinábamos con el directo de Thom Yorke en Lisboa el año pasado: “Esto es el nuevo jazz”.
En la lista se excluyen las bandas sonoras, los relanzamientos o remasterizaciones y los EP. Solo se incluyen LP de estudio. De otro modo, me habría vuelto loco haciendo el corte. Y sin más rollo, este es mi TOP MUSICAL DE LA DÉCADA, el látigo con los 20 MEJORES DISCOS publicados entre 2010 y 2019:
20
Born to die
Lana del Rey 2012
19
Both directions at once: The lost álbum
John Coltrane 2018
18
Pink
Four tet 2012
17
An awesome wave
Alt-J 2012
16
Kiasmos
Kiasmos 2014
15
Fear Inoculum
TOOL 2019
14
Everything not saved will be lost
FOALS 2019
13
Epitaph
Moriarty 2015
12
Prender el alma
Nicola Cruz 2015
11
Heligoland
Massive Attack 2010
10
Built on glass
Chet Faker 2014
9
Anima
Thom Yorke 2019
8
Migration
Bonobo 2017
7
El camino
The Black Keys 2011
6
III
Moderat 2016
5
AM
Arctic Monkeys 2013
4
Trialog
HVOB 2015
3
LP5
Apparat 2019
2
II
Moderat 2013
1
In colour
Jaime XX 2015
“La música pop no tiene ninguna relevancia cultural salvo por el hecho de ser popular”.
Brandon Boyd
Collage con el arte de portada de los 20 discos de la década seleccionados en Cultura Palpitante
XH O XB
P.D: De haber incluido bandas sonoras, la de Drive, Her y Motherless Brooklyn hubieran entrado en lista con seguridad, y otras como Interstellar, Whiplash o If Beale Street could talk demandarían con fuerza su presencia. En cuanto al listado, continuaría con hip hop. El icónico álbum To pimp a butterfly de Kendrick Lamar ocuparía el puesto 21. También se quedaron a las puertas, sin orden de preferencia, Brothers, de The Black Keys; Coexist, de The XX; Settle, de Disclosure; Currents, de Tame Impala; Psychic, de Darkside; Liminal, de The Acid; o Awaken, my love!, de Childish Gambino. Este último hubiera tenido hueco sin duda de haber incluido This is América, single lanzado fuera de álbum. Como es el caso de todos los discos recién mencionados, me enamoran dos o tres temas pero al conjunto le falta o bien cierta coherencia armónica, o bien un par más de temas destacados, o quizás una sola canción que ponga el punto de brillantez. Pero también puede que solo sea cuestión de caprichos personales del momento. En esto de las elecciones y las listas, por mucho que uno se lo piense…